lunes, diciembre 12, 2005

Corina Ríos, nuestra combativa amiga de Buenos Aires


¡¡¡Que mujer che!!!
Para leer los textos de Corina busca con Google en:
Corina Nos hizo llegar el 19 de enero de 2006 su último escrito:
Amor a nuestra tierra
Por Corina Ríos
No puedo comprender, a pesar de escribir desde mi alma, cuál ha sido el detonante que me impide continuar en la protesta literaria.

Puedo suponer que es el resultante de la anestesia que me aplicaran en la cirugía que se me practicara el pasado 2 de Diciembre.

Durante la convalecencia, gran parte de mi tiempo, transcurrió frente a la T.V. disfrutando al ver film “de los de antes” y leyendo lo que escribían los otros.

Así... mirando películas y leyendo a los otros, es que me invadió una especie de languidez que no me permite continuar en la protesta por considerarla inútil, en ésta nuestra bendita Argentina... nuestra tierra

Portal Terra Luz.com me hizo llegar una nota, de la que rescaté lo siguiente:

Dicen que uno escoge nacer en la porción de tierra que le corresponde, llámese país, estado, ciudad, hogar
Descubrir las maravillas que ese pedacito de tierra nos proporciona es una bendición en nuestro diario acontecer.
Agradecer a nuestros ancestros los antiguos habitantes de estas tierras, a la naturaleza hermosa que da vida sin limites, al crisol de culturas y razas que nos conforma, es parte del propósito de haber escogido este lugar para venir.
Reconocer y cuidar este espacio como nuestro es parte de la misión de guardianes que tenemos como habitantes del planeta azul y verde que constituye nuestro hogar al cual llamamos Tierra.
Todos estos sitios sagrados son parte del legado, que nuestros ancestros dejaron como claves en el tiempo.

Entre las películas que disfruté, se destacó África Mía, historia autobiográfica de la danesa Karen Christence Dinesen, [1885 – 1962]

Bajo el seudónimo de Isak Dinesen publicó uno de los libros más bellos que jamás se hayan escrito sobre África. Sublime escritora y pésima granjera, vivió libre y fue más desgraciada que feliz, fracasó en los negocios y en el amor, sufrió la ocupación nazi de Dinamarca y murió lejos de las tierras africanas que amaba.

Su vida simbolizó a la perfección, el hechizo y la esperanza de África... a pesar de ser danesa.

En mi búsqueda de la bibliografía de Dinesen, pude traducir:

Los tiempos difíciles me ayudaron a comprender, mejor que antes, cuán infinita y bella es la vida.
En cualquiera de mis caminos, me he preocupado por cosas que en realidad no fueron merecedoras de dicha preocupación.
El amor es incorruptible... El amor no se escapa.
Lo diriges por un camino y va por otro.
Nuestro esfuerzo lo cura todo.
El alma de cualquier mujer, es un secreto que debería mantenerse muy bien guardado
Los sufrimientos que una ha vivido a lo largo de la vida, nos deberían responder cuando nos cuestionamos el ¿Quién soy?

Dios hizo al Mundo redondo para que no sepamos bien donde finaliza.

Sabida es mi admiración por José Ingenieros, quién también escribiera sobre el terruño.

El terruño es la patria del corazón

De todos los sentimientos humanos, ninguno es más natural que el amor por la aldea, el valle o la barriada en la que vivimos los primeros años.
El terruño habla a nuestros recuerdos más íntimos... estremece nuestras emociones más hondas. Un perfume, una perspectiva, un eco... despiertan un mundo en nuestra imaginación.

Todo lo suyo lo sentimos nuestro, en alguna medida y nos parece también, que de algún modo le pertenecemos, como la hoja a la rama.

Ningún concepto político determina este sentimiento natural. Es innecesario estimularlo, con sugestiones educativas porqué es anterior a la escuela misma.
El terruño se ama por instinto, con espontaneidad.
Es un amor vivido y viviente. Es la compenetración del hombre con su medio.

No tiene símbolos racionales, ni los necesita.
Su fuerza moral es más honda... tiene sus raíces en el corazón.

OOOOOOOOO

Los colonos comenzaron a establecerse en África, durante 1902, procedentes sobre todo de Gran Bretaña, pero también de Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. En muchos casos se trataba de hijos de la aristocracia inglesa en busca del sueño romántico africano, de vivir para cazar y cazar para vivir. Otros querían establecerse, echar raíces y encontrar la fortuna en aquel país virgen. En breve comenzaron a crearse granjas asentadas sobre los terrenos tradicionales de los pueblos nativos, en gran parte despoblados a causa de las guerras tribales y el pastoreo nómada. La tierra se ofrecía a precios muy bajos, con el único requisito de cultivar 16 acres cada año.

Ilke Dinesen se instaló en las Tierras Altas del Jardín del Edén – Kenya, en 1913, al comprar una granja al pie de las colinas de Ngong poco antes a que estallara la I Guerra Mundial.

Por entonces, la República Argentina estaba presidida por Roque Sáenz Peña, recibía grandes contingentes de inmigrantes y figuraba en el 4° lugar, como potencia mundial.
Enero 2006