viernes, diciembre 16, 2005

Profesor Sergio Barría Miranda, un grande de Valdivia, Chile


Al maestro "Musicolium", con cariño
La carcajada a flor de labios. ¿Alguien conoce de otra forma al profesor Sergio Barría?
Todo un personaje entre los adultos mayores valdivianos.
¿Y dónde está la escuela?
Para Sergio Barría, su primera labor como profesor es un hecho inolvidable. Y poco conocido, pero ahora lo recuerda. "Después de esto, voy a tener que firmar autógrafos", bromea.
Su primer nombramiento, en 1948, le indicaba que se haría cargo de la escuela rural de Monte Alto, en la provincia de Cautín, de Cherquenco hacia la Cordillera, a un kilómetro de la frontera con Argentina.
"Desde el refugio del Llaima, tuve que irme a caballo, con mi maleta de madera a cuestas y al llegar los viejos me quedaron mirando y me preguntaron ¿qué hace aquí jovencito?. Soy el profesor, les dije y se largaron a reír. Cuando vieron que me bajé del caballo me dijeron ¿pero qué hace aquí si no hay escuela?".
Continúa: "Entonces, uno de ellos dijo "si no hay escuela, la hacemos. Primero me construyeron un ruco para que aloje, era categoría "N" estrellas, porque me acostaba en una cama de madera y veía todas las estrellas del cielo".
"En una semana teníamos parada la escuela, fue un 3 de abril, no puedo olvidarlo. Y comencé con 14 alumnos. Ahí aplicábamos todo lo que nos enseñaban en la Escuela Normal: a ser carpinteros, obreros, lo único que no nos enseñaban era a parir, porque era imposible".
Allá, arriba en la cordillera el joven Sergio Barría trabajó durante dos años, antes de bajar al pueblo e irse a estudiar Pedagogía en Educación Musical en la Universidad de Chile.
De ahí a Valdivia, a la Escuela Hogar que estaba en Angachilla y al Liceo de Hombres, del cual guarda un cariño especial porque muchos de los ex alumnos siguieron sus pasos: "Tanto que les dije que hagan cualquier cosa en sus vidas, menos ser profesores, porque vivirían endeudados. Pero no me hicieron caso: salieron tan porfiados como yo".
"A la vuelta de seis años, uno salía convencido de que iba a ser profesor en cualquier lugar de Chile y que iba a abrir frutos para sembrar la semilla de la cultura y terminar con el analfabetismo". A sus 79 años, el profesor Sergio Barría Miranda -chilote de nacimiento- recuerda sus años de formación en la Escuela Normal de Valdivia y luego en Chillán.
La sonora carcajada de "Musicolium" (apodo originado en un reconstituyente general del organismo inventado por él, para que sus alumnos estudien) acompaña cada uno de sus pasos por una Valdivia de la cual se declara eternamente enamorado, "porque es una ciudad única en el mundo".
Su figura característica forma parte del paisaje humano de Santa María La Blanca, como también su furgón, su fama de profesor mañoso, su paso acelerado y los inevitables encuentros con sus ex alumnos: "Después de esta entrevista, voy a demorar una hora en cruzar la calle", exclama y agrega: "¡Qué bribón que eres!", "Y no te comas las letras: se dice profesor, no profe...ja, ja, ja".
Del niño que a los 13 años se vino a estudiar internado a la Escuela Normal quedan la picardía y la sencillez. Y del profesor exonerado en 1973 desde el Liceo de Hombres, donde ejerció desde 1958, queda el luchador incansable por la justicia social.
"Fui, sigo y seguiré siendo mañoso, en la medida que la gente se entienda conmigo. Pero si me hacen una burrada, los borro de mi geografía humana. Y si el tipo insiste, lo tiro al suelo y no para besarlo", agrega en un momento de seriedad.

VIVIR A LOS 79
¿Cómo se vive en plenitud a los 79 años?
-De lunes a viernes soy dirigente del Colegio de Profesores. Los viernes me voy a Niebla, donde tengo- como se diceahora- una parcela de agrado, antes era casa de veraneo. Ahí soy feliz: como cuando tengo hambre, me acuesto cuando tengo sueño y me levanto cuando me da gana.
No puedo quejarme, tengo buena salud y con un grupo de profesores jubilados formamos una agrupación que canta y que dicen que es un coro, pero si así fuera tendríamos que irnos todos (suelta otra carcajada) y si vamos al Carnegie Hall nos echarían a patadas...¡ja, ja, ja!.

¿Cómo ve a los profesores de hoy?
-No tengo opinión. A nosotros nos formaban desde los 12 años para educar niños, nos preparaban, nos enseñaban a domesticar a esas pequeñas fieras, así que un tirón de orejas o de mechas, una pequeña patada ahí donde se imaginan, jugar a la ronda, al luche, eso no lo enseña el computador, sino el profesor humano. Ahora la formación es distinta. Profesores buenos, regulares y malos habrá siempre.

Dentro de todo, queda la satisfacción del reconocimiento de los ex alumnos.
-Ese mi amigo, es el salario oculto del profesor: el cariño y recuerdo de sus alumnos, porque a esta edad algunos profesores llegan bajoneados o enojados y uno tiene que chacotear para que se produzca el equilibrio.
Y como no puede dejar de lado la risa o la talla a flor de labios, hasta una desgracia propia la aprovecha para reir: "Estaba maestreando en la casa y me corté un dedo de la mano. Nunca lo encontré, no supe si lo eché al fuego o lo puse como abono en la huerta...ja, ja ja".

No hay caso...quien nace chicharra...

Carta de Nicolás Vega Anjel al jefe de informaciones autor de la nota:
Sr. Pineda,.
Me permito felicitarle al Sr. Director, a Usted y a los colaboradores del Diario Austral, por el reportaje sobre don Sergio Barría MIranda. Personajes como él son verdaderos monumentos vivientes del idealismo. Este tipo de maestros nunca tiene alumnos; no son simples transmisores de datos, siempre tienen discípulos, por éstos heredan de los maestros una actitud positiva hacia la vida y al mundo.
Yo fui alumno y discípulo de el hermano, profesor Hernán Barría Miranda, un gran pedagogo valdiviano, profesor de música, ex director de la Orquesta de Cuerdas de la Normal de Valdivia, cuyos alumnos terminaron en su mayoría como ejecutantes de la Sinfónica de Chile y de la Orquesta de la Universidad de Concepción.
Visité a fines de los ´80 a Hernán Barría que estaba exiliado en Suecia, ejerciendo allí como profesor de música en un Conservatorio del Estado. Muy pronto abandonó una próspera y cómoda situación profesional y económica en Suecia y partió a Nicaragua a fundar y dirigir el Coro Nacional.
De vuelta a Chile, se radicó en Santiago en el barrio de La Cisterna y lo he perdido de vista. Sus ex alumnos nunca lo olvidarán, porque los verdaderos maestros son en verdad, los que transmiten actitudes y valores éticos.
Hernán Barría no podía haber hecho uso de mejor instrumento en su apostolado como profesor: la música.
Fue para muchos de nosotros también una figura paterna.

Nicolás Vega Anjel. MA.
Residente en Berlin.
Ex alumno de la Escuela Normal de Valdivia, egresado en 1956.
Ex alumno la Universidad Austral.(egresado en 1961)
Ex-Profesor de Filosofía (U. de Chile) y Ex Vicerrector de la Universidad de Chile-Osorno.
Ex profesor de las Universidades de Göttingen y Bremen- Alemania.

2 Comments:

Blogger Makeka Barría said...

Hola, Soy sobrina de Sergio y Hernán Barría Miranda, hace muchos años que estoy desvinculada de la familia por razones ajenas a mi voluntad, era muy chica en esos años, tengo lindos y hermosos recuerdos de mis tíos, cómo saber de ellos o de alguien que los conozca?????

12:32 p. m.  
Blogger Unknown said...

Que manera de escribir sandeces, Ese vejete era una amenaza en el Liceo de Hombres de Valdivia en el cual fui su alumno de primero a tercero medio, digo amenaza porque era el Rey de los Hunos, para ponerle una buena nota a Usted tenia que escribir la pauta musical como un concertista de la Orquesta Sinfonica, cuando nadie quería ser Musico, y ese era un ramo optativo o de segundo nivel, pero este Truhan como les truncaba los sueños a los pobres alumnos que queríamos ir a la Universidad y teniamos un 2 en Musica. Quisiera verlo solo para pegarle un buen combo en el Hocico. Como lo desprecio.

9:17 p. m.  

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